Hace tiempo alguien me dijo esta frase: “Con tanta crisis y tú haciendo muñequitos” Yo no puede ni siquiera molestarme porque la verdad es que a eso es a lo que me dedico, soy dibujante desde que me conozco, mis amigos eran buenos en los deportes, en las matemáticas en muchas cosas; pero yo solo dibujaba, podía pasar horas enteras pintando y no había nada que me emocionara más que una hoja blanca de papel y un lápiz con punta recién sacada, era irresistible la tentación de dibujar.
Seria ingrato de mi parte si no doy crédito a ese talento de dibujar que Dios me entregó, ya que gracias al dibujo mi mente se mantuvo ocupada mientras otros la llenaban de ocio, mi escuela, liceo y mi paso por la universidad me fue mucho más fácil por mi habilidad de pintar y de “animar” (digitalmente).
Creo que Dios entrega a cada uno al nacer una mochila con herramientas para que la vida se nos haga más fácil y más divertida. Pero parece que mientras crecemos vamos echando a un lado esas herramientas y a veces buscamos caminos que distan de cómo comenzamos.
Con un dibujo obtuve mi primera cita con la que hoy es mi esposa, el dibujo me ha llevado a conocer personas que he admirado siempre, el dibujo ha sustentado económicamente a mis pequeños, me ha permitido enseñar, participar de campañas y proyectos interesantes, dar una opinión cuando lo desee, robarle una sonrisa a alguien que no espera nada.
Y sí, “Con tanta crisis y yo haciendo muñequitos” cada quien tiene su rol en la sociedad y yo le doy gracias a mi buen Dios que me regaló la capacidad de ver, aprender y dibujar. No soy un “humorista gráfico político” (ni pretendo serlo), dibujo lo que quiero y cuando quiero, hay momentos que como artista me emocionan o me entristecen, hay momentos que no me siento tan artista, a veces muy inspirado y otras veces la musa se va de viaje. Pero hoy le doy gracias al dibujo porque en los vaivenes de la vida aún después de muchos años sigo siendo un “dibujante de muñequitos”.
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